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jueves, 19 de mayo de 2011

El lobo extremeño se suma a las especies en régimen de protección

Habrá más o menos ejemplares, pero por Extremadura se está moviendo el lobo. La confirmación de esta presencia se encuentra en la lista de especies en régimen de protección especial que acaba de renovar el Ministerio de Medio Ambiente, una relación en la que se ha incluido nuestra comunidad autónoma y a las de Andalucía y Castilla-La Mancha como asentamientos reconocidos de canis lupus.
Una incorporación que concede carácter oficial a la existencia de este animal en tierras extremeñas, al tiempo que aparca la división entre quienes aseguran que se mueve desde hace tiempo por la geografía regional y aquellos otros que se muestran más escépticos respecto a esta presencia.
Aparecer en esta catalogación supone, por otro lado, que se estrechará el seguimiento por parte de expertos y técnicos sobre la especie, con el fin de disponer de datos suficientes que permitan conocer en qué situación se encuentra el animal y analizar si se dan o no condiciones favorables para su desarrollo. En función de los resultados de esas observaciones se determinaría si es necesario adoptar posteriores medidas para reafirmar la conservación.
El objetivo de estos listados es preservar la diversidad biológica y genética de las poblaciones y las especies. En el caso del lobo, no se le adjunta ni la etiqueta de vulnerable ni la de peligro de extinción, que sí aparecen al lado de otros animales recogidos en el catálogo. Simplemente se reconoce su existencia en Extremadura.
Con esta incorporación se estrecha, por tanto, el cerco sobre el lobo extremeño, en el sentido positivo de la expresión. Aumenta la vigilancia sobre un animal que los expertos aseguran que se mueve desde hace tiempo por el norte cacereño, principalmente en el Parque Nacional de Monfragüe y en las comarcas de Las Batuecas y Sierra de Gata.
Que ande por Extremadura, de hecho, no es tan difícil, ya que se ha documentado la existencia de poblaciones fijas de este cánido en la parte abulense de la Sierra de Gredos y en la provincia de Salamanca hasta el límite con la de Cáceres, dos lugares próximos al norte de la región.
La presencia del lobo no es bien recibida en sectores como el ganadero, temeroso por los posibles ataques que pudieran sufrir sus reses, al tiempo que pone en alerta a una administración a la que podrían empezar a llegar peticiones por esos daños.
Sin embargo, quienes defienden que es un lujo compartir territorio con esta especie apuntan que en el caso de Extremadura esos ataques han sido siempre excepcionales y que, además, se pueden atajar sin demasiada complicación, con la vuelta a métodos tan tradicionales como el entrenamiento de perros mastines o fijando indemnizaciones en caso de que se produzcan bajas ganaderas.
Cuestiones, en cualquier caso, que hay que empezar a tener en cuenta de una forma más seria, a partir de esta nueva catalogación. Tras redactarse esa relación de especies, el Ministerio de Medio Ambiente convocó una reunión de expertos del lobo en la que se determinó poner al día los datos sobre la población de cánidos de las tres comunidades autónomas y dedicar especial atención a su seguimiento.