En plena fiesta turística del cerezo en flor, un equipo del Escarabajo verde recorre el Valle del Jerte (Cáceres) por la ruta de las cuestiones medioambientales pendientes.
Las tomas ilegales en gargantas, los azudes y vertidos de aguas no depuradas o la expansión intensiva del cerezo son algunos de los sumandos que, en este caso, están restando vida al río Jerte.
Cada primavera, el Valle del Jerte se tiñe de blanco, parece una postal. Y su gente lo celebra. La fiesta del cerezo en flor anuncia la cosecha, el tiempo de bonanza. Pero ya hay apuntes que preocupan. "De momento tenemos agua, pero si seguimos así puede que un día falte", dice Jesús, un cerecero de Cabezuela. Con sus palabras ilustra lo que va asomando detrás de la famosa postal del Jerte.
Por un lado se está perdiendo biodiversidad, ya que el bosque autóctono está menguando. Por otro, el cultivo del cerezo está en expansión por lo que hay un rápido y progresivo aumento de la demanda de agua. A su vez, las concesiones de permisos de riego no llevan el mismo ritmo. Los trámites llevan mucho tiempo, años. La organización Ríos con Vida alerta de que en el valle hay actualmente unas seis mil tomas de agua ilegales. Las gargantas están, como se dice en la comarca, "engomadas" por lo que el Jerte se queda sin su única fuente de agua en verano. Todo y que hay comunidades de regantes que ya han comenzado a embalsar agua en invierno para usarla en el verano, su modelo de gestión es todavía una excepción.
Asimismo, tanto Ríos con Vida como Ecologistas Extremadura denuncian vertidos al río de aguas residuales sin depurar y una plataforma ciudadana en Cabezuela del Valle se ha puesto manos a la obra para impedir que se dé visto bueno al proyecto de una urbanización residencial de 234 viviendas junto a la Garganta de Los Infiernos, Lugar de Interés Comunitario, protegido por ley, y que forma parte, como todo el valle, de la Red Natura 2000.
Otro síntoma que ilustra la situación de alerta es la salud de la población piscícola. A la famosa trucha del Jerte, la vida le va como al río. Hay gargantas en las que ya no existe